top of page
COMERSE EL OJO, para metabolizar la pintura
El metabolismo es el proceso orgánico por el cual los seres vivos sintetizan sustancias. Este enunciado científico, desde una perspectiva cultural, me parece que puede entenderse como una suerte de metáfora -y aún más, como la metaforización misma- de los procesos en que la cultura se encuentra en operación, en dos sentidos: uno, en tanto proceso orgánico y “natural” que acontece individualmente, es decir que produce subjetividad; y dos, como proceso trans-subjetivo, aquel que en un terreno más amplio que el de las individualidades, permite su emergencia a partir de relaciones de interdependencia. En otras palabras, la conformación del mundo es individual y por lo mismo colectiva. Y entendamos lo colectivo como un universo complejo que incluye actorxs igual que actantxs (pinturas igual que pintorxs). Comerse el ojo porque hemos de asimilar la mirada -y la pintura- como procesos metabólico.
Entonces presentamos… una exposición de pintura. ¿O de pinturas? La unidad de esta exposición tiene algo de problemática.
Es un hecho que como práctica artística, la pintura ha gozado de una privilegiada reputación frente a otras formas de arte, no obstante, hubo un momento del siglo pasado -por lo menos desde la década de los sesentas- en que esto no fue exactamente así y más bien había una gran tendencia por parte de una buena cantidad de críticxs lo mismo que artistxs, incluso algunxs pintorxs, a “dar por terminada” o más bien “asesinar” la pintura. Históricamente esta fue una respuesta al alto grado de estabilidad en la convención teórica de que la preeminencia ontológica de la pintura estaba dada en el medio, es decir, que la “esencia” de la práctica se remitía a la especificidad del medio, y por lo tanto, sus limitantes debían ser aceptadas como los principios convencionales y normativos para el quehacer pictórico.
En este sentido, pues, podemos pensar que esa resiliencia de la pintura, esas constantes resucitaciones que podemos fácilmente corroborar hoy, son sintomáticas de un fenómeno que puede y debe dejar de fincarse en la idea de la especificidad del medio y que hoy plantea un fértil espacio de especulaciones en torno a la relacionalidad de esta práctica además de sí misma, o sea de su aparente encierro en un medio especiífico, para entonces abordarla en esos momentos en que se relaciona/re-modela/re-hace-con otras prácticas y medios, en el seno de una ecología de imágenes mediatizadas y globalizantes que constituyen espacios de distribución, marcas de identidad, arenas de agenciamiento.
En otras palabras, en esta exposición pensamos la pintura como un espacio de producción de agencias relacionales que históricamente han constituido la práctica en diversas dimensiones: en tanto género, o en tanto técnica, o medio, o procesos específicos, o institución… Para nosotros la pintura es todos estos tránsitos, y la encontramos diseminada en la cultura como conjunto complejo. En este sentido la exposición se plantea como un recorrido abierto por estas amplias consideraciones sobre la pintura. Abierto en tanto no pretende circunscribir aspectos parciales del trabajo de cada artistx a un enunciado teórico interpretativo y distante, sino simplemente dar lugar a una puesta en juego del cuerpo-de-obra/proceso de cuatro diferentes artistxs, cada unx desplegando su propia subjetividad, en ningún momento buscando componer una propuesta representativa, como si fueran homólogos; aquí cada unx se presenta como una propuesta cabal en tanto cada aspecto de su quehacer participa de lo que entendemos como el espacio de la pintura, el espacio posible de la pintura, al que aquí buscamos aportar.
Manuel Sentíes
Artistas: Enrique López Llamas, Anaís Vasconcelos, Luis Figueroa, Lucas Lugarinho
Lucas Lugarinho
Gneral Wil, 2021
Acrílico y óleo sobre tela
80 x 80 cm
Luis Figueroa
Quizás seré muchas cosas, 2020
Óleo sobre lienzo
140 x 220 cm
bottom of page